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Cómo sentarse adecuadamente al aprender meditación

La meditación es una práctica cada vez más popular en el mundo actual, ofreciendo innumerables beneficios para la salud mental y emocional. Sin embargo, muchos principiantes a menudo pasan por alto un aspecto crucial de la meditación: cómo sentarse de manera adecuada. La forma en que nos sentamos puede afectar nuestra experiencia de meditación y, en última instancia, el grado de calma y claridad que podamos alcanzar en nuestra mente. Como psicólogo especializado en el ámbito de la meditación, me gustaría compartir contigo algunos consejos sobre cómo sentarte de manera óptima cuando aprendas a meditar.

Elige una postura cómoda: Al aprender a meditar, es importante encontrar una postura en la que te sientas cómodo y relajado. No hay una postura “correcta” o “incorrecta”; la clave es encontrar una posición en la que puedas estar quieto durante un período prolongado sin sentir incomodidad. Muchas personas optan por sentarse en el suelo en una almohada de meditación o cojín de yoga, con las piernas cruzadas. Sin embargo, si esta posición no es adecuada para ti, también puedes optar por sentarte en una silla o banco de meditación. Lo importante es encontrar una posición que te permita mantener la columna vertebral erguida y relajada.

Mantén la espalda recta: Una de las principales razones por las que se enfatiza la postura en la meditación es porque una espalda recta ayuda a mantener la mente alerta y despierta. Imagina que tu columna vertebral es como el tallo de una flor, erguida y flexible al mismo tiempo. Evita encorvarte hacia adelante o hacia atrás, ya que esto puede dificultar la concentración y la relajación. Mantén los hombros relajados y sueltos, permitiendo que el pecho se abra y que la respiración fluya de manera natural.

Apoya las manos de forma adecuada: La forma en que colocas tus manos también puede influir en tu experiencia de meditación. Una opción común es descansar las manos sobre las piernas o los muslos, con las palmas hacia abajo o hacia arriba. Esta posición ayuda a liberar la tensión en los brazos y los hombros, y permite que la energía fluya de manera equilibrada. Al elegir la posición de tus manos, ten en cuenta que la postura debe ser cómoda y relajada, sin interferir en tu capacidad para mantener la concentración.

Mantén el cuello y la cabeza en línea recta: El alineamiento adecuado del cuello y la cabeza es fundamental para evitar la tensión y el malestar durante la meditación. Imagina que tu cabeza es una extensión de tu columna vertebral. Evita mirar hacia arriba o hacia abajo, manteniendo la mirada suavemente enfocada hacia adelante o hacia abajo. Tu mandíbula debe estar relajada y los labios ligeramente cerrados, permitiendo que la respiración fluya de manera natural.

Recuerda que la meditación es una práctica personal y cada individuo es diferente. Lo más importante es encontrar una postura que te permita concentrarte y relajarte fácilmente. Si experimentas dolor o malestar durante la meditación, no dudes en hacer ajustes en tu postura. Recuerda que la postura no es un fin en sí mismo, sino una herramienta que nos ayuda a profundizar en nuestra práctica meditativa. Con el tiempo y la práctica, encontrarás la postura que mejor se adapte a ti y te permita disfrutar plenamente de los beneficios de la meditación.

Bibliografía Complementaria:

1. American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5th ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing.

2. Beck, A. T. (1979). Cognitive Therapy and the Emotional Disorders. New York, NY: Penguin.

3. Freud, S. (1917). Introductory Lectures on Psychoanalysis. London, UK: Hogarth Press.

4. Goleman, D. (1995). Emotional Intelligence: Why It Can Matter More Than IQ. New York, NY: Bantam.

5. Kandel, E. R. (2007). In Search of Memory: The Emergence of a New Science of Mind. New York, NY: W. W. Norton & Company.

6. LeDoux, J. E. (1996). The Emotional Brain: The Mysterious Underpinnings of Emotional Life. New York, NY: Simon & Schuster.

7. Moreno, J. L. (1953). Who Shall Survive? Foundations of Sociometry, Group Psychotherapy and Sociodrama. Beacon, NY: Beacon House.

8. Seligman, M. E. P. (1998). Learned Optimism: How to Change Your Mind and Your Life. New York, NY: Vintage.

9. Sigmund, K. (1900). The Interpretation of Dreams. London, UK: Macmillan.

10. Skinner, B. F. (1953). Science and Human Behavior. New York, NY: Macmillan.

Estos libros ofrecen una amplia cobertura de temas relacionados con la psicología y la psiquiatría, y pueden brindar una visión más profunda y completa para aquellos interesados en profundizar en estos campos de estudio.

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Maria Jose Jiménez. Centro Serendípia

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